¿Tímido?
Desarrolla las habilidades que te harán ganar confianza en ti mismo
¿Te imaginas no sentirte abrumado por la ansiedad cuando tienes que hablar con alguien? ¿Sentir que tienes el control de tu vida? Yo enseño a gente tímida e insegura herramientas para dejar atrás creencias limitantes y hacer un cambio real.

Sé cómo se siente.
Eres alguien con mucho que ofrecer, pero invisible para el resto de gente. Al menos para la gente que te importa. Te avergüenzas de no ser capaz de ir a por lo que quieres. Ese intento de conversación fallido, esas ganas de verte bien y esos sueños de poder conectar genuinamente con otros...
Pero no hay que avergonzarse.
Todos tenemos miedo al rechazo. Todos queremos a alguien a nuestro lado. A todos nos cuesta hacer lo que debemos. El verdadero problema viene, no cuando sientes miedo, sino cuando dejas que te domine.
Es ahí cuando la has cagado.
Porque ese miedo hace que busques la comodidad. Que te quedes en la seguridad de lo que ya conoces (incluso si es malo).
Y eso mata tu progreso. Hace que no aprendas. Hace que te estanques y que pienses que tu situación no tiene solución.
¿Y sabes dónde lleva ese camino?
A más ansiedad. A sentir que pierdes el tiempo. A una sensación constante y creciente de insatisfacción con tu vida.
Yo siempre había sido tímido y absurdamente inseguro.
Me crié en un ambiente en el que se criticaba todo y a todos (especialmente a los que no hablan y no les gusta discutir 🙋♂️). Este tipo de ambientes son muy tóxicos para la salud mental. Tanto si eres el que critica, como si eres el criticado. Como persona criticada, eso tuvo grandes consecuencias en mi vida:
- Siempre sentía que no era suficiente en ningún ámbito de mi vida (excepto en los videojuegos, a los que les dedicaba muchísimo tiempo).
- Cuando sentía orgullo por algo que había conseguido me daba vergüenza y lo ocultaba por miedo a la crítica.
- Cuando algo me sentaba mal o me hacían daño fingía que me daba igual para no mostrar debilidad y exponerme a más gritos.
Esto no es una forma sana de vivir.
Todos esos años de condicionamiento me convirtieron en alguien muy inseguro que evitaba el conflicto a toda costa y se centraba en complacer a los demás dejando de lado su propia felicidad.
Así pasé unos 28 años.
Mis relaciones eran bastante disfuncionales porque no me permitía ser yo mismo por miedo a perderles. Pero de alguna manera conocí a una chica con quien parecía tener una buena amistad. A mi ella me gustaba mucho e incluso conseguí hacérselo saber. Pero no era mutuo.
Dos o tres años después de conocernos, nuestra relación empezó a deteriorarse. Mi necesidad de atención hizo que me dejara pisar mucho durante mucho tiempo y ella me perdió el respeto. Empezaron los gritos e hice algo que nunca hubiera creído posible: elegí mi felicidad.
Un día lluvioso, tapado con una manta y llorando mientras discutía con ella por teléfono, le dije que tenía que alejarme. Que había intentado arreglar la relación lo mejor que sabía, pero que no parecía funcionar. No quería estar mal ni quería que lo estuviera ella.
Y esa relación nos estaba haciendo daño a ambos. Así que me despedí.
No he tomado una decisión más difícil y dolorosa en mi vida.
Antes de tener esa conversación sabía que iba a doler. Sabía que la iba a echar de menos. Pero no veía otra alternativa. Yo quería volver a tener una relación tan sana como la que habíamos tenido hacía unos años, pero mis habilidades sociales no eran precisamente buenas.
Fue en ese momento, con casi 30 años, sólo y viendo un futuro negro ante mis ojos, que me di cuenta que tenía que cambiar.
Gracias a esa experiencia empecé a leer sobre atracción, desarrollo personal, habilidades de comunicación, habilidades sociales, y otros tantos temas que empezaron a nutrirme.
También hice cursos y apliqué las lecciones lo mejor que me permitía mi ansiedad. Conseguí darme cuenta de las limitaciones que yo mismo me estaba poniendo. Empecé a hacerles frente y a ver pequeñas victorias y cambios reales. Ahora puedo:
- Hablar con otras personas sin sentir esa ansiedad que me atenzaba el pecho y me hacía querer salir corriendo.
- Comunicar claramente y con respeto las cosas que me molestan.
- Tener opiniones propias y expresarlas a pesar del rechazo.
- Dejar ir a quien no me hace bien.
- Ah... ¿Y esa chica de la que te hablaba? Arreglé la relación con ella.
En mi newsletter Luz en la Tormenta comparto lo que me hubiera gustado aprender mucho antes en mi vida.
Es información que me hubiera sido muy útil para no tirar años a la basura. Para centrarme en lo que realmente me importa: generar conexiones auténticas y construir confianza en mi mismo.
Ahí comparto todo lo que he aprendido en mi viaje y todo lo que sigo aprendiendo y considero relevante. Porque este camino merece la pena, pero no es fácil ni rápido de recorrer. Cualquier ayuda (especialmente al inicio) siempre se agradece.
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Tú también puedes hacer ese cambio.
Y lo sé porque yo mismo me creí incapaz durante mucho tiempo, pero me demostré lo contrario.
La verdadera cuestión está en si quieres hacerlo.
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